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EL INACABADO: un clásico. Empiezas a leer, te engancha, te gusta, te entretiene y de repente un día...FLASH!, lo dejas! Así me pasó con este libro treinta páginas antes de acabarlo. Un drama para un libro que narra las peripecias con la lengua alemana de un americano que se decide a aprenderla. (Sólo para germanoleyentes!)
aporta demasiado (para aquellos que ya tengan una idea sobre el tema) al análisis de la globalización, pero sin duda es una buena introducción al tema, además de ser un clásico de la crítica al sistema neoliberal. Una interesante y corta (menos de 100 páginas) selección de artículos para los que estén hasta las narices del cachondeo actual.
critica ferozmente tanto la política imperial norteamericana como la deriva hacia corrientes ultraconservadores de determinados países islámicos. Un muy recomendable paseo por la historia de Occidente y de Oriente que, aunque no sea el último grito en el tema, analiza las bases de la situación actual en política internacional y da pinceladas de opinión muy peculiares al respecto. Para no perdérselo.
Después de tres meses sin aparecer por allí (desde la última vez que fui a tomar libros prestados), hoy he vuelto a la biblioteca. Me gusta ir a la biblioteca. Se respire tranquilidad, se puede encontrar casi cualquier cosa para leer y uno puede estudiar u holgazanear a sus anchas. Además, la biblioteca central de Viena,
Es, desde luego una vista privilegiada, un nido de águila maravilloso. Uno de mis lugares preferidos en Viena. Me gusta subir y pensar que puedes ver a la gente desde arriba sin que ellos te vean, pero saber al mismo tiempo que estás en un lugar público, donde otra gente toma café a tu lado y puede experimentar las mismas sensaciones que tú. Es, de alguna manera, una privacidad compartida. Sentirte privado y público al mismo tiempo. Como si miraras por el balcón de tu casa y por tu comedor pasearan los transeúntes.
En fin, que después de repasar algunas cosillas en la biblio he montado en mi vehículo y he puesto rumbo a uno de los mejores parques de Viena: el Burggarten. Además de ser “cuco” y estar en el centro, a un paso de todo, es un lugar donde hay de todo: algún mendigo borracho, bastantes guiris perdidos, grupos de jipis y jovenzuelos bebiendo y hacienda malabares, y por supuesto frikis leyendo tirados en el césped. El lugar ideal para leer un rato antes de pillar abierta por los pelos el aula de informática de
Que Viena es la ciudad de la música lo saben hasta los niños. Estos días estoy refrescando mis experiencias musicales. El Lunes estuvimos en un concierto de música clásica: el Requiem de Verdi. Yo, la verdad, no tenía muchas ganas de ir, porque hacía un tiempo de perros (lleva dos semanas diluviando que da gusto). Pero finalmente me decidí a ir: qué coño, uno no vive toda la vida en Viena como para a ir a requiems cada dos por tres. Pero además (y sobretodo) uno no asiste como colega de uno de los artistas ;-P (la amiga Anna cantaba en el coro).
(aquí la iglesia vacía después del concierto)
La verdad es que me quedé impresionado. 
La segunda experiencia musical será esta noche:
Pero en fin, no hay por qué preocuparse: el gobierno ya ha dicho que han planeado la evacuación de los miles de personas que hay en la isla en dos horas (tiempo que tardaría en inundarse la idem en caso de riada, o megariada, vamos, que el Danubio no es
Pues nada, que el tercer acontecimiento musical del mes en el cual tomaré parte será el Festival de Jazz de Viena. Hoy hemos comprado las entradas para ver a la mitiquísima cantante cubana Omara Portuondo. Lamentablemente no pudimos conseguir entradas para verla a ella con el Buena Vista Social Club que tocaban el día uno. Pero ver a Omara Portuondo en la Ópera de Viena merece la pena. Ahora bien, mejor no digo el precio…
Hace milenios que no informo al mundo ;-) sobre mi vida extra-barcelonesa, pero hoy me he decidido a hacerlo. Para empezar, decir que el varano acaba de llegar en todo su esplendor a Viena. Los que querais pasaros lo vais a tener un poco justo, por los precios de los aviones y por la ocupación de mi piso, que mira que os lo avisé que lo planeárais con tiempo, y vosotros nada, pero de todas manera procuraramos haceros un huequecillo: Ponce and family, Pedro y señora y Miguel, Joan Marc y Eli ya han reservado sus pasajes con pensión incluida, o sea, que nos vemos en Agosto en la ciudad del Danubio.
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Hoy ha sido un día de orden. Típica caracterización para un domingo que sólo puede servir para esto, o para languidecer bajo el peso de la resaca en un estado pseudodepresivo.
Después de una semana de cierto caos, decidí que hoy tenía que poner las cosas en su sitio, y aunque no haya llegado muy lejos en mi propósito, la verdad es que algo he conseguido.
La verdad es que el balance de la semana no sería del todo negativo –dos entrevistas de trabajo en una semana –, de no ser por la impresión de “hacer el panoli” y de indecisión imperante respecto a una cuestión: las posibilidades de trabajo en una de las escuelas en las que fui entrevistado.
Como reza el dicho, “en todas partes cuecen habas…” y Viena no iba a ser una excepción. El tema empieza así: el Lunes por la noche me llaman al móvil. Una mujer, con un alemán casi más macarrónico –literalmente, pues era italiana –que el mío, me ofrece empezar a trabajar en un curso intensivo de español al cabo de dos días, o sea, el Miércoles. Me dice que me pase por la escuela el Martes a las ocho y media de la mañana, para concretar algunas ideas sobre la manera de dar las clases y tal. En menos de doce horas me planto en la escuela en cuestión, situada aproximadamente donde Cristo perdió el gorro (por citar a los clásicos). La recepción es inmejorable: en medio de algunas mujeres con pañuelos en la cabeza y de un desorden considerable, aparece la italiana (que en treinta años de estancia en Austria no ha conseguido mejorar su pésimo acento alemán) al grito de “ESPAGNOLO?!”, seguido de dos “BUON GIORNO!!” igual de sonoros.
Estoy como en casa, pensé mientras me arrastraba por las tres clases y media de la escuela (recepción y secretaría incluídas) irrumpiendo a traves de puertas cerradas y descolocando a profes y alumnos ante el raudal de energía que irradiaba la mujer.
Después de esperar otro rato a que llegar un segundo aspirante a profesor (de alemán), la mujer nos dice que no hay sitio en la escuela y que mejor que vayamos al “Ateneo”. El sitio en cuestión es un piso lleno de cuadros de todos los tamaños, de botes de pintura y de otro artilugios de pintores, sumidos en un caos considerable. Nos explica que en los ratos libres de la academia intenta pintar en el “pisito” (que ríase usted del Palacio de
En fin, que después de preparar los cafés, tés y todo lo demás de rigor, llega otra mujer croata y empezamos la clase. El tema es que la croata (llamémosla así para abreviar, aunque también podríamos llamarla MC –por mujer croata –o simplemente Dani), empieza a darnos una clase de croata siguiendo el método que la italiana ha intentado previamente inculcarle.
A mí ya me empieza a parecer un poco raro el tema de que está gente esté aquí, suponiendo que sólo estaría yo para el tema de la pedagogía), pero mi sorpresa crece hasta alcanzar tamaños insospechados cuando al cabo de dos horas aparece un brasileño, se suma a nuestra clase, la italiana dice que se tiene que ir y nos deja con la alumna MC, y del trabajo para el Miércoles (día siguiente), si te he visto, no me acuerdo.
Empiezo a mosquearme generosamente cuando la italiana vuelve con un grupo de serbocroatas, bosnios y no sé quién coño más porque en la academia no hay sitio para más clases. Así se instalan en la cocina a dar clases de serbio, gramática alemana o vaya usted a saber qué.
Emplazado por la italiana a volver el Jueves, me presento ese día de nuevo a las ocho y media y empiezo acosándola a preguntas sobre la duración, contenidos y otros aspectos del curso. Acorralada en la cocina, la mujer explica que pretende acabar el curso antes de Abril (¡!), o sea, que queda un mes de curso, y que no entrega diploma por haberlo realizado a no ser que seas “muy bueno”. Mosqueado como una mosca espero al final de la clase para preguntarle que si me va a dar trabajo o no, porque no estoy para bromas, y me dice que por supuesto, que hacen cursos intensivos de español cada mes.
Y aquí me encuentro en la disyuntiva sobre si volver al curso-timo éste, con el que no estoy seguro de conseguir trabajo (las respuestas afirmativas de la italiana contrastan con la cara de “no tengo trabajo ni pa mí”), el cual supuestamente tengo que pagar cuando esté trabajando (al surrealista precio de 160 euros, lo cual no está nada mal viendo las gilipolleces que en el susodicho curso hacemos) y rodeado de gente a la cual el Inem les paga el curso (o sea, parados haciendo cutre-cursillos del Inem).
La verdad es que dado el patético panorama laboral al que me enfrento (por no decir que él me enfrenta a mí, y por detrás), y a pesar de otra entrevista bastante más seria que tuve el Miércoles, estoy por meterme a lavaplatos y empezar a amasar una fortuna como la que hizo Rockefeller por métodos similares: lavando lo que estaba sucio.
En fin, aquí s’acaba el que es donava. Salutem.
Ayer estuvimos viendo “Torapia”. La peli, con un inefable Karra Elejalde al frente y con unos no menos soberbios Juan Diego y Javier Gurruchaga (sí, ya lo sé, es asqueroso), narra las peripecias de un carterista de tres al cuarto para sacar un collar de un manicomio habiendolo dejado entrar previamente por su voluntad.
Aunque parezca mentira, la peli tiene bastantes puntos simpáticos y diría que pasa de ser entretenida a ser cachonda, sobretodo en las escenas psicodélicas de la película.
Tampoco falta algo de crítica social (si se le puede llamar así) y de sorna respecto a la situación de los enfermos mentales en el mundo actual.
La peli ha caído en mis garras por obra y gracia del Instituto Cevantes de Viena, que aparte de ser casi el único sitio en donde se puede encontrar un buen surtido de pelis apañolas, es el único en donde no hay que pagar por llevarselas (más allá de los simbólicos quince euros anuales para hacerse el carné de la biblio).
En fin, que la semana que viene vuelvo por tierras ibéricas. Un saludo y nos vemos!
Gestern haben wir “Torapia” geschaut [“Torapia” ist ein spanischer Wortspiel zwischen TORO (Stier) und TERAPIA (Behandlung)]. Es gibt drei Schauspieler, die super spielen: Karra Elejalde, Juan Diego und Javier Gurruchaga (ein eckliger Typ). Das Film handelt von einen nicht beteutenden Rauber, der ein wertvolles Juwel stehlt. Er gibt aber das Juwel einer verrückten Frau und Banach will er es wiedergewinnen.
Das Film ist kein Meisterwerk aber trotzdem ist es ziemlich lustig und man kann eine gute Zeit mit ihm verbringen.
Es hat auch etwas von lustige soziale Kritik (wenn man so es nennen kann) gegenüber die Lage der geistigen Kranken im heutiger Welt.
Ich habe das Film im Instituto Cervantes gefunden: es ist ein gutes Ort, um spanische Filmen zu finden und man soll auch nichos dafür salen (einfach die 15euro jährliche Gebühr).
Nächste Woche sehe ich euch in Spanien. Liebe Grüsse!
Después de dos días de tregua (al menos porque hacía sol, a pesar de que las temperaturas no han subido demasiado) hoy ha vuelto a levantarse el día muy nublado e incluso "boiròs".
Parece que el invierno no se marchará hasta Agosto o así...
En fin, que he aprovechado para dedicarme a “mis lebores”, entre otras, frikear un rato por la red. De todas maneras ha sido un día bastante productivo: incluso he estado viendo una peli en alemán sin subtítulos ni nada y he de decir que he entendido bastante. También es verdad que era un peñazo y que la he abandonado al cuarto de hora, pero eso ya es harina de otro costal...
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